martes, 8 de junio de 2010

MANUEL "CATALINO"

Foto de 07-06-10



Es con ésta, la cuarta vez que le visito en el Hogar Reina de los Ángeles, centro situado en Plaza Alta, Aracena (Huelva), donde se encuentra interno desde hace varios meses.
Al verme se ilumina su vieja y expresiva mirada cargada de nobleza  sin poder evitar que, provocada por la sincera alegría, alguna lagrimilla aparezca por sus ojos. Me abraza sin poder contener su agradecimiento.
Estoy hablando de ese marocho ejemplar estimado por todos los que le conocen, cuyo nombre es Teodoro Márquez Pérez, de 91 años, conocido popularmente como Manuel “Catalino”.  Le pregunto, por qué se hace llamar con  este nombre y no por el primero. Me contesta riéndose  que, aunque en el Juzgado lo anotaron como Teodoro, el día de su bautizo, su madre le dijo al cura que le gustaba más el de Manuel. A partir de ese momento todo el mundo lo identifica por este nombre.
Acepta de inmediato mi invitación de salir a pasear por la inmediación y, aprovechando la libertad que tiene para dejar su lugar de acogida en horas determinadas, llegamos hasta el bar más cercano donde nos sentamos, tomando un café. 
 Habla y habla de mil cosas, resultando tan amena su charla que el tiempo pasa volando. Cuenta que en el Centro le tratan muy bien, habiendo conseguido por su buen comportamiento, el aprecio de sus compañeros  y también  el de las monjas y demás personas que les cuidan. Dice que lo que más le cuesta, es tener que asistir a todas las misas…
Tanto la ropa que viste como su cuerpo, presentan un buen especto de aseo. Vivía solo y refiere que este invierno tan lluvioso cayó enfermo.  Debió de pasarlo muy mal en su casa para llegar al propio convencimiento de que en aquella  situación  no podía seguir. A pesar de ello, en cada una de sus palabras se palpa la añoranza que siente por ese pueblo que le vio nacer y tanto quiere. Su ilusión sería  poder volver y  pasar sus últimos días recogido en el proyectado centro para mayores en Encinasola. (Quiera Dios que la situación de  crisis que atravesamos no trunque sus  deseos).
Seguimos caminado y relata con una lucidez que asombra, innumerables y simpáticas peripecias de su niñez. Dice que su primer y único maestro fue D. Carlos, conociendo también al famoso “Bolán”; maestro que daba sus clases particulares en un cobertizo para el ganado sito en el Callejón del Ministro, próximo al derruido Castillo.
Durante su juventud también llevó a cabo algunos portes de café desde Portugal, ocupación que dejó pronto debido a la fuerte oposición que encontraba por parte de su madre, la cual, no quería de ninguna manera que su hijo se dedicase al contrabando, ante el  peligro que corría.
Relata, que una de las innumerables veces que se dirigía a Picoroto, finca en la que trabajó muchos años, se cruzó en el camino con los carabineros que traían detenidos a Manuel “Pajarito” y Vicente “Medio Pan”. Estas personas, como ya se ha dicho en escrito aparte, encontrarían la muerte en circunstancias extremadamente traumáticas .
Comenta innumerables anécdotas de su paso por la guerra, habiendo estado destinado en Intendencia, unidad de avituallamiento, donde las monjas de un hospital de Córdoba a las que suministraba víveres, también le querían mucho. El único punto discordante fue la disputa que mantuvo con un cabo que le obligaba a cargar sacos de 100 kilos. Llegó el momento que se plantó diciéndole, que él pesaba poco más de 40 y de ninguna forma podía levantar aquel peso tan excesivo. Con el apoyó de su alférez Segura, le ganó el pulso al cabo. También recuerda  su buena  amistad con su amigo el carrero, de apodo “Picaillo”
Destaca en su fluida y abundante conversación, el cariño y respeto con el que habla de su padre. Dice con  orgullo, que era hombre honesto y trabajador incansable, habiendo pertenecido a la directiva del Sindicato Socialista del momento. Al parecer Manuel, que así también se llamaba su padre, mantuvo algún tipo de enfrentamiento verbal con un falangista de origen portugués llamado Monteiro, en el momento que se despedía de su hijo Francisco (hermano de “Catalino) cuando, junto a otros movilizados, subía a un camión que los trasladarían a los frentes de guerra.
La consecuencia del altercado fue, que esa misma noche el referido falangista, varios carabineros y algún paisano (omito el nombre de éste por respeto a su familia), tras aporrear la puerta de su domicilio entraran en el mismo, procediendo de inmediato a su detención, siendo esposado y trasladado al cuartel.
Cuenta Manuel que la misma madrugada se llevó a cabo algún fusilamiento, lo que posiblemente le hubiese ocurrido a su padre de no ser por la decidida y acertada intervención de tío Ascensión “Vinagre” que, tan pronto tuvo conocimiento de lo que sucedía, se trasladó al lugar donde se encontraba y encarándose con el famoso comandante de puesto Valseca, le preguntó: “¡Por qué habéis detenido a este hombre!... ¡Qué  delito ha cometido!... Manuel es una buena persona que ha pasado gran parte de su vida trabajando honradamente en mi casa”.
Gracias a la influencia de este hombre en aquellos momentos, Manuel fue puesto en libertad cuando ya se disponía su conducción a la cárcel. A pesar de todo, durante su permanencia en el cuartel le dieron una buena paliza. Sus heridas cicatrizaron pronto, pero el daño psicológico sufrido fue tal, que no pudo asistir a su trabajo durante bastante tiempo después.
Desvío la conversación hacia otro tema cuando observo que de nuevo se humedecen los ojos de Manuel, pero no quiero dejar de resaltar el afecto que noto en las palabras de este anciano al hablar de la familia “Vinagre”, incluyendo desde el abuelo Ascensión hasta sus nietas María del Carmen y María Isabel, sin olvidarse tampoco de Maruja. No en vano pasó gran parte de su vida trabajando en sus fincas, entendiéndose que tal afecto debió de existir por ambas partes. Recuerda una y otra vez que le decían: “Manuel, cuando necesites veinte duros, no los busques en ningún sitio… pídelos en esta casa”, detalle que no ha olvidado nunca.
Nos despedimos y vuelve a abrazarme, no sin antes prometerle que volveré a visitarle  tan pronto sea posible.


                                                                                     J.M.Santos
















9 comentarios:

  1. Santos, que alegria me ha dado, saber que Manuel Catalino, se encuentra bien, buena persona donde los haya. Con el dinero que despilfarraron en La Contienda, se podia haber hecho una buena Residencia de ancianos, y no tener que salir en la ultima etapa de la vida de su pueblo añorado. Saludos

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  2. Fantastico relato del que ya nos estábamos olvidando,espero que no lo dejes y sigas en esta linea mas a menudo, la verdad que por unos instante no he podido reprimir alguna lagrima,pues conozco a Manuel,se de su gran memoria,bondad y cariño con los demás pero también entiendo de su soledad a ciertas edades, es muy bonito estar rodeados de nietos que te ayudan a vivir, pero ese no es su caso, a pesar de su larga edad le deseo de todo corazón que se prolongue por muchos años su estancia entre nosotros y que dios le conserve su lucidez para deleitarnos con sus historias,Un abrazo TEODORO Manuel para los amigos

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  3. Fantástico escrito José María.
    Quiero un montón a este hombre que a mi siempre me llamó Mari Fe.
    Cuando fui a Encinasola caminabamos juntos por el campo d futbol, bien tempranito, recuerdo que él siempre ponia una piedrecita en cada vuelta que hacia para saber lo que caminaba.
    Deseo de corazón que esté bien, y que tú sigas escribbiendo estas cosas tan bonitas, nos tenias muy dejados. Un beso muy grande.

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  4. Que alegria ver a Manuel, no savia que se huviese ido del pueblo, este hombre era muy amigo de mi padre trabajo con mi suegro mucho tiempo talando encinas, siempre decia mi suegro que era una buena persona y muy querida en el pueblo, yo digo lo que dice Anonimo que pena que no hayan hecho ya una residencia en el pueblo, con lo de jente mayor que ahí en Encinasola, que les gustaria pasar lo poco que le quede alli donde nacieron, y el que se barga por si solo como en este caso Manuel saldria de vez encuando a dar un paseo por alli y no perderia el contacto con sus amigos y familiares, yo sufro mucho con estas cosas me da muchisima pena de los mayores, un saludo J Maria me alegro de que ayas buelto nos tenias un poco olvidados.

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  5. No sabía que ya se había ído a Aracena:él lo deseaba porque la soledad y el miedo a que le pasase algo con la edad que tiene, le preocupaba. En el puesto de la fruta del baratillo, le llamaban el de los 2 euros, porque compraba fruta por ese valor, mezclada. Me alegro que esté bien, es un buen vecino y en verdad, tiene una memoria envidiable.

    Un saludo!

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  6. Amigo Santos, sabes que nos alegramos de tu visita a Manue, que no lo hemos hechado en el olvido, quisieramos que estubiera paseando por nuestras calles y poder hablar siempre riendo y con buen humor.
    Desde aqui un fuerte abrazo para Manue y para ti darte la gracias por tus lineas tan esperadas siempre.
    Faustino

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  7. Santos,poqué no escribes algo sobre aquellos personajes que se ponian aquellas tardes de verano en la esquina El Taller. Te acuerdas.Que bonito aquellas tertulias. Saludos

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  8. Amigo Jose Maria, como echaba de menos tus escritos. Son como las buenas películas, siempre hacen reflexionar.
    Es triste que un buen hombre apegado a sus raices tenga que pasar sus últimos dias entre desconocidos por muy bien que le cuiden. Y lo peor es que ese es el final que a mas de uno nos espera...
    Besos y sigue escribiendo
    Pilar

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  9. Que hay en concreto sobre la Residencia que se iba a construir en el pueblo. Que alguien informe. Aunque como estan las perras por ahora lo veo dificil.El casino de los ricos ¿se preparo para Residencia?.Que pena de pueblo

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