Hubo
un tiempo n0 tan lejano que, enarbolando la bandera civilizadora, la mayoría de
los países europeos explotaban como negocio la captura de hombre, mujeres y
niños africanos que luego vendían en cualquier mercado del mundo al mejor
postor. Los pueblos de África sufrieron la
mayor degradación conocida por el ser humano: La esclavitud, con todas sus
consecuencias.
Nunca podremos pagar el daño que les cusamos,
tanto físico como moral. Hoy, avergonzados, deberíamos recibirlos con honores, pero, les cerramos las puertas cuando a la desesperada, intentan traspasar
nuestras fronteras huyendo de la miseria.
Se
pretende reflejar con estos versos que siguen en forma de soneto, la situación
límite, agónica, que vivirán los ocupantes de una patera cuando en medio del
mar, se encuentran a merced de las inclemencias del tiempo.
Dedicado a todos los que murieron en su intento de alcanzar una vida más digna.
¡Arrecia el viento!… La ola se enfurece
y enviste con rudeza de costado.
Cien hombres con gesto preocupado
sufren cuando a su antojo el mar les
mece.
Ya cruje la barcaza… Se estremece…
Deriva
con su rumbo desplazado,
sin playa donde toque su calado.
¡Cuánta ilusión soñada desfallece!
El eco de cien gritos angustiosos
clamando milagrosa maniobra,
perdido, por la oscura noche avanza.
Al Cielo suben cien rezos piadosos,
pero el mar, cruel impuesto se cobra
ahogando con sus iras la esperanza.
J.M. Santos
Como nos tiene acostumbrado el amigo Santos, sigue vertiendo sensibilidad por los cuatro costados.
ResponderEliminarMuchas veces lo he dicho, no entiendo nada de este género literario; pero para comprender el sentimiento con el que te manifiestas exponiendo este terrible problema humano, hasta ahí sí llego. Muy bien amigo.
ResponderEliminarCordial saludo. Jesús
Amigo J. Maria, Vales tu peso en oro.
ResponderEliminarFaustino
Amigo Santos, por favor, no nos hagas esperar tanto tiempo para deleitarnos con tus escritos y poesias. Un abrazo
ResponderEliminarAmigo Santos, muy bien por acercarnos a este drama y llamar en la puerta de nuestra conciencia. Por desgracia estos casos se han hecho cotidianos y no debemos dejarlos en el olvido.
ResponderEliminarTu verso me gusta, per no abandones la prosa que en ella eres un maestro.
Saludos.
Pilar
Querido J. María:
ResponderEliminarMe prometiste que lo publicarías y aquí está.
¡Gracias! Sabes como este tema me toca las fibras sensibles. Nosotros el Norte poderoso... y ellos intentando acercarse. En el intento, casi siempre, la muerte; ¡¡qué injusticia!!
Tu sensibilidad y bien hacer, consigue que no olvidemos.
Un abrazo.
Amigo Jose María,
ResponderEliminarCuante sensibilidad con tantos colectivos tan desfavorecidos, si hubiese muchas personas como tú el mundo sería bien distinto.
Sigue escribiendo, es un deleite leer tus escritos y un orgullo contarte como amigo.
Besos
Querido Comandante,
ResponderEliminarcomo siempre te vas superando, cada vez pones el liston más alto.
Sensibilidad, técnica, métrica, y rima. Chapeau.
Un fuerte abrazo. Santiago.
Te lo he dicho muchas veces, para mi, es lo mejor que has escrito.
ResponderEliminarUn beso.
Si a alguna raza le debe algo la humanidad, sobre todo la rica, es a la raza negra y es algo que nos debería sensibilizar aunque no pertenezcamos a la humanidad rica.
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