martes, 1 de mayo de 2007

LAS PANTARUJAS. ¿Realidad o leyenda?


Parte importante de la Historia de los pueblos esta formada por mitos o leyendas relacionadas en muchos casos, con apariciones, temores o circunstancias  de naturaleza anormal. Encinasola tampoco podía ser ajena a este tipo de hechos. Habría que situarse en fechas muy antiguas; quizá en los primeros años del pasado siglo XX o anterior cuando, llegada la noche, en las calles del pueblo la oscuridad era casi total.
Cuentan, que por aquellas fechas era frecuente ver aparecer en cualquier lugar --principalmente callejones y zonas de escaso tránsito--, siluetas vestidas de blanco que provocaban un miedo casi  insuperable. Éstas eran conocidas como “Pantarujas” y, como la imaginación es ilimitada, cada cual la describía a su manera. Se decía que eran de estatura alta, cubriéndose con una sábana o sudario. Otros le añadían algo así como un cántaro de lata con agujeros colocado sobre su cabeza, de cuyo interior y a través de los orificios, se reflejaban puntos de luz procedentes de alguna lámpara de aceite acoplada en el interior del recipiente. No pocos y para colmo imaginativo, les habían visto colgada de la cintura una larga cadena que, arrastrada al andar, producía tan escalofriante ruido que “acojonaba” al mozo mejor plantado.
Estos avistamientos tenían lugar casi siempre en el punto de paso obligado de cualquier muchacho cuando regresaba a su casa después de “pelar la pava”. En silencio, sin pronunciar palabra ni hacer gesto alguno, la silueta le seguía durante largo trecho hasta  que desaparecía. ¿Imaginemos transitando a oscuras y en hora avanzada de la noche,  por una calle desierta y con el fantasma a escasos metros de tus espaldas ?... Ante tal situación, era donde un hombre de los de aquellos tiempos tenía que demostrar su temple y agallas.
 Se comentaba que algunas mujeres, movidas por despecho, celos o venganza, también fueron protagonistas. El fin buscado  pudiera estar en el ocultamiento de citas comprometidas, contactos íntimos o encuentros entre parejas de enamorados que no contaran con la bendición de sus familias respectivas --tan normal en aquellos tiempos--. Si a una persona no le interesaba ser vista por determinadas calles del pueblo, sólo tenía que vestirse de “Pantaruja” y deambular durante la noche. Propagada la noticia, la zona elegida era considerada como “maldecida”. De esa forma, al no atreverse nadie a transitar por el lugar, quedaba el campo libre. Ahí pudieran encajar los devaneos amorosos e infidelidades de todo tipo.
De una u otra forma puedo asegurar, que al menos hasta la mitad del pasado siglo, los comentarios sobre estas apariciones tuvieron grandísima influencia entre las gentes del  pueblo. Prueba de ello es que, de pequeños, nuestras madres siempre trataban de asustarnos diciendo: ¡Niño, si haces eso –-cualquier travesura--, llamo a la “Pantaruja”! También recuerdo que era frecuente escuchar entre las personas mayores: en cuanto oscurezca no pasar por tal o cual callejón. Dicen que ha sido vista una “Pantaruja”.
Puedo decir que, a pesar de intentarlo, nunca conseguí hablar  con ninguna persona mayor que hubiese sido testigo directo de alguna de estas situaciones. A pesar de ello pienso que, en su momento, estos  hechos pudieron haber tenido su parte de realidad y el paso del tiempo los fue convirtiendo en leyenda.
                                                                                                                                                 J.M. Santos













4 comentarios:

  1. Ha quedado totalmente explicado LUNES, enhorabuena. Precisamente este puente he tenido la suerte de estar en el pueblo, ademas he escuchado hablar también de las pantarujas y sus "apariciones", ha sido un fin de semana intenso. Tuve la suerte ademas de escuchar a mi madre hablar de una actividad de su juventud que desconocía; "los cacos", al parecer se trataba de tirar en las puertas de la gente botellas, bombillas, etc; vamos, hacer estropicios. ¿Conocía usted esta práctica LUNES?
    Un saludo afectuoso.

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  2. Saludos compañero de café y otras fatigas:
    Aquí me tienes como te prometí visitando tu página y ojeando tus interesantes leyendas, aprovecho para saludar a todos tus paisanos, y colindantes que te visiten.
    La historia que nos ofreces, que en mi pueblo cercano al tuyo (Jerez de los Caballeros) le llaman Corujas, me ha recordao los miedos que pasaba en mi época de zagal, cuando mi padre me mandaba a por tabaco, ¡que oscuras eran las calles de los pueblos, en aquella época ¡, no había ni un alma por la noche, que inviernos mas crudos, que rincones mas oscuros, como el Arco de San Antoñito, al que acudían las mocitas a pedir novio al santo y las parejas a asentar su noviazgo y algo mas, cantidad de leyendas en ese Arco tan lúgubre, las cadenas que se oían por las noches, floreros que se rompían, que te voy a contar que no hayas oído por tu pueblo.
    Pero al mismo tiempo me llegan los recuerdos felices, los baños en río Ardila, la pesca de cangrejos, el olor a churros los domingos, a pan recién hecho, recuerdos inolvidables que marcaron toda una etapa.
    Te dejo, te felicito por esas historias tan entrañables y que sigas regalándonos con ellas, estaré atento a las nuevas, y con tu permiso, tendrás mi comentario, mientras tanto recibe un afectuoso abrazo virtual.
    Celedonio

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  3. En una ocasión que vino un circo al pueblo, mi abuelo Francisco,se encargo de todo lo relacinado con la madera,y aprovechó para poner una pantaruja. Hizo de una olla una cara,le puso dentro una vela y una larga sabana blanca, y la puso denoche a la salida del circo y se fué a la cama. la gente al al verla se "cagó" de miedo, y fueron a dar parte ala guardia civil. cuando se dieron cuenta de que todo habia sido obra del maestro como le llamaban, fueron a buscarlo, cuando vio a la guardia civil delante de su cama, se llevó mas susto él, que el resto de la gente con la pantaruja. relatado por mi madre.
    Ana Mari

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  4. en referencia a los cacos yo de pequeño recuerdo que nos tiraron un caco y por supuesto yo como niño tambien hice caco
    eran los primeros años de la decada de los 60 y estabamos en casa haciendo la velada antes de ir a dormir y a eso que empujaron la puerta que aun no habiamos colocado la tranca cuando una voz dice caco va y se oye el ruido de la olla de barro con todo tipo de porqueria entonces los hombres de la casa salen a ver si cogen a los que han lanzado el caco las mujeres quedan para limpiar normalmente los unos conocian a los otros y era mas como broma que como algo de enesmitad mis recuerdon estan asta los 8 años en los cuales abandone encinasola solo he vuelto dos veces en 45 años una por 18 horas y otra por 3 dias pero mis recuerdos son algo maravillosos sobre todo en su idioma con tantas palabras propias del lugar que cuando las pones en google siempre terminas con encinasola gracias

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