Vas caminado por el tiempo y llega ese momento en el que te das cuenta de que el trayecto recorrido es bastante mayor que el que te queda. Es cuando piensas en los cambios que se han ido produciendo a lo largo de tu existencia. Cambios no solo físicos, sino también en tu comportamiento y forma de pensar. Ya no necesitas mirar a través de ese cristal de cada momento por el que veías a capricho de tu imaginación. El tiempo te ha enseñado a apreciar las cosas de forma real, tal como son, sin la influencia de conveniencias personales, sentimientos o creencias; a veces equivocadas.
Con
los años te vas acostumbrando a convivir con las dolencias de más o menos importancia
que, inevitablemente, aparecen. Sientes también cómo, ilusiones que nacieron, o
se han ido quedando rezagadas, o se perdieron para siempre.
Llegas
a esa edad en la que, tapujos y falsas apariencias ya no tienen cabida en el
entorno en el que te relacionas. Valoras el saber estar, aplaudes a la sinceridad
y detectas pronto el egoísmo. Como ya no consideras a nadie superior, aprendes
a mirar de frente, sin complejos; siempre que tu dignidad te lo permita.
Has
perdido la atrevida arrogancia de la juventud, pero tus pasos por el tiempo te
hacen sentirte más humano, mejor persona. Aunque a veces ser bueno no es fácil
porque, cuando la bondad se enfrenta a la ambición u otras bajas pasiones, no
siempre sale vencedora.
El
tiempo te ha enseñado a actuar de la forma que consideras más oportuna en cada
momento. Sobra el significado de esas palabras conocidas como “qué dirán”. Eso
sí, teniendo siempre presente de no cruzar esa línea tras la que se encuentra el
derecho de los demás. En cualquier caso, será tu conciencia quien te pedirá cuentas
de tus actos, buenos o menos buenos.
Aunque
se trata de un tema casi inagotable, no quiero terminar sin decir, que has
tenido que dar bastante pasos por el tiempo para descubrir que algunos de los
que figuran en tu lista de amistades son menos amigos de lo que creíste. Quizá,
en su momento, no fue acertado invitarles a que tomaran asiento a tu lado en
ese vagón que rueda por los railes de la vida. Hubiera bastado con decirles
adiós desde el andén.
J.M. Santos
Que palabras mas acertadas amigo !!!!!
ResponderEliminarTodos hemos cometido locuras y hemos errado alguna vez.
Pero al hacer balance de nuestra vida, ojala podamos sentirnos satisfechos del camino andado.
Como siempre, muy bien escrito amigo.
Un abrazo
Así las cosas, estamos llegando a los 70, y parece que fue ayer cuando nos sentábamos en la esquina "El Taller", escuchando las historias y vivencias de nuestros antepasados. Sigamos sumando años. Felicidades Santos.
ResponderEliminarProfundas y sentidas reflexiones. Precioso, amigo mío.
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